Autor e
ilustrador: Arnold Lobel
Editorial: Ediciones Ekaré
Recomendado
para: Para los pequeños
Libro
ilustrado
Por lo
general se considera la poesía como una forma literaria con unas normas
previstas de antemano. Si ahondamos un poco más, aparecerá las palabras, rimas
y versos, y si le preguntamos a un adolescente, mencionará palabras como
aburrido e incomprensible.
Sin embargo
los niños pequeños saben que la poesía es otra cosa, habitan con ella por medio
de nanas, arrullos, trabalenguas, juegos de manos y adivinanzas. Visitan además
la poesía misma que habita en las palabras, sin detenerse a ver si está escrito
en verso o en prosa. La poesía es una forma de vida, para ellos –tal vez
deberíamos aprender de ellos-, una forma de ver el mundo.
Uno de los
escritores que hacen habitar mejor a los lectores el acto poético es, sin duda
alguna, Arnold Lobel, y uno de los libros que mejor representa esto es Búho en casa. Este libro contiene cinco
pequeños relatos protagonizados por Búho y su forma de habitar la poesía. Para
el lector adulto, demasiado habituado al paradigma de causa-efecto, la mayor
parte de las acciones de Búho podrían no ser verosímiles, es decir, sus actos
no se corresponden con nuestro mundo de referencia. Búho habita un espacio que
se corresponde, aunque no esté escrito en verso ni haya rima, con el acto
poético. Sus acciones están plenas de sensibilidad e inocencia.
Abismarse
en Búho en casa, es habitar la
infancia, ese momento en que las palabras fascinan, encantan y encarnan por sí
mismas todos los mundos posibles.
El otro
elemento a considerar son las ilustraciones que acompañan el texto. Búho
aparece en diversas posiciones cotidianas y otras un poco extrañas e incluso
graciosas. Una mis díadas favoritas es Té
de lágrimas, un relato en donde Búho busca recordar las cosas más tristes
que conoce –Canciones que no se pueden
cantar, cucharas que han caído detrás de la estufa y que nunca serán
encontradas, libros que jamás podrán ser leídos, porque algunas páginas les han
sido arrancadas…- con tal de obtener las lágrimas necesarias para un té que
produce felicidad en quien lo bebe.
Entrar a
casa de Búho, es entrar al espacio en que hábita el acto poético.
¡Qué bonito libro! parece encantador.
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