El herbario de las hadas



Autores: Benjamin Lacombe y Sébastien Perez
Ilustrador: Benjamin Lacombe
Editorial: Edelvives
Libro-álbum
Recomendado para: Lectores en marcha

Sobre las hadas se ha escrito mucho. Se les ha ubicado como protagonistas y como comparsas, se les ha ridiculizado y ensalzado, se les ha considerado fútiles y se les ha entronizado –como Tolkien en su célebre ensayo-; sin embargo pocas, o ninguna obra, ha abordado el estudio de las hadas desde el punto de vista del naturalista, mucho menos del botánico.  La metaficción propuesta por Lacombe y Perez gana en originalidad pues ataca un tema sobre el que se ha escrito toneladas de papel y lo aborda desde un punto de vista científico, conformando una suerte de bestiario que tiene como telón de fondo la Rusia de Rasputín, en especial el período comprendido entre 1914 y 1915.
El herbario de las hadas, comprende las entradas del diario de campo del investigador ruso, Aleksandr Bogdanovitch, quien se desplazó a los bosques de Francia con el fin de recabar información acerca de las cualidades terapéuticas de la flora de la región.   Sin embargo lo que comienza con una búsqueda botánica termina con uno de los descubrimientos más grandes de la época, la confirmación científica de la existencia de las hadas. Bogdanovitch no sólo se contenta con observar lo que considera en un principio animales, al contrario, los disecciona, los estudia, los clasifica taxonómicamente y al final, se comunica con ellos. Al encontrar que se halla ante criaturas  inteligentes, el investigador lamenta sus primeras experiencias y documentación. A medida que su investigación avanza, empero, su silencio se prolonga, hecho que no sólo es notado y reclamado por su esposa, sino por el mismísimo Rasputín, quien siente que se le está traicionando. Mientras el texto avanza vemos como el tenaz científico se va desdibujando, dejando en su lugar al poeta, al visionario y al soñador. La mirada entonces se desplaza de lo objetivo a lo subjetivo. Además de las entradas del diario de campo encontramos cartas de  Bogdanovitch a colegas, a su esposa y al mismísimo Rasputín, dibujos de sus descubrimientos y muestras prensadas entre el volumen.
El trabajo de Lacombe y Perez no sólo se halla sólidamente construido desde lo lingüístico, donde hallamos varias tipologías textuales, sino que el valor de su apoyo gráfico es incuestionable. Para quienes lo conocen de textos como Los amantes mariposa, se halla aquí una de sus mejores expresiones gráficas, en donde sobresale también su capacidad para asumir diferentes formas –tipologías, habría de decir-  gráficas que asumen desde lo naturalista hasta lo fantástico. 

La edición del libro pocas veces así mismo, podrá ser superada. No sólo se encuentra la combinación de los textos con los gráficos, sino que se emplea el troquelado y el uso del papel pergamino, con intenciones que abarcan el encubrimiento y el empleo científico. Atrás no se puede quedar la yuxtaposición de imágenes y “reproducciones”  epistolares, que causan asombro y maravilla en el lector.
Míresele por donde se le mire, El herbario de las hadas es un increíble encuentro en el arte editorial. Un volumen donde el diseño, la calidad del texto alfabético y gráfico, confluyen para hacer un libro excelso. 
 

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