Autor:
Michael Ende
Ilustrador:
Friedrich Hechelman
Editorial:
Grupo Macmillan
Recomendado
para: Los pequeños
Libro
ilustrado
Como muchos de mi generación debo el descubrimiento de Michael
Ende a la película La historia sin fin.
Y digo que lo debo a la película porque al libro llegaría ya mucho después,
aunque no recuerdo específicamente por qué. Quizá estaba convencido de que solo
estaba la película, o quizás en la biblioteca de mi colegio no estaba en el
momento. No sé por qué, pero si recuerdo que al libro llegué en la época de la
universidad. De hecho la primera vez que supe de Ende no fue por La historia interminable sino por uno de
sus cuentos que apareció en uno de esos libros de textos infumables que me
pedían en el colegio. El libro de texto, cuyo nombre debió haber sido algo así
como Comuniquémonos o Fronteras o Pido la palabra o Nacho lee
11, tenía un cuento de Ende, de su libro El espejo en el espejo –Un laberinto-.
Como venía diciendo con anterioridad, fue en la universidad que
descubrí casi todo Ende, con ciertas excepciones, sus libros más infantiles. Así
que Danny, quien recientemente fue el responsable de regalarme este libro, aún
no sabe la caja de Pándora que ha abierto. Porque lo curioso es que Ende ha
sido uno de los escritores más trasgresores y críticos que he conocido, y en
algunos momentos también muy polémico. En su libro, La prisión de la libertad, Ende menciona que tuvo críticas
acérrimas cuando publico La historia
interminable, todo porque en el reverso del Auryn aparecía la frase: Haz lo que quieras, que también se le atribuyó
a Aleister Crowley.
Muchos de esos elementos trasgresores y críticos se encuentran
en esta bella edición de El teatro de
sombras, en donde Ende nos narra la historia de la Señorita Ofelia, una
anciana que desposeída de todo, da cobijo y refugio a las sombras olvidadas y
apartadas, incluso, tal vez, a las sombras condenadas. Sin miedo, sin titubeo
alguno, la Señorita Ofelia nos sólo les da albergue y refugio sino que también
les da un sentido, y –Jung sería feliz con esto, ellas también le daría a ella
un propósito y un sentido.
De otro lado, la interpretación que hace Hechelman del texto de
Ende es magnífica, alcanzando lo sublime cuando la Señorita Ofelia es contactada
con una sombra en medio de la soledad de una iglesia. Por lo demás, la paleta
de colores plena de verdes, azules y grises, brinda al lector una atmósfera
bucólica que se entrelaza con las palabras del autor alemán.
El teatro de las sombras es, en resumen, uno de esos libres que acompañan al lector
mucho tiempo después de leída la última página.
Quiero que me lo presten ya.
ResponderEliminarSaludos Diego,
ResponderEliminar¿Hay alguna manera de contactarte?
Leer es uno de mis gustos y en mí ha ido creciendo una apuesta existencial por el fomento de la lectura. Soy religioso jesuita y este año probé por un semestre una iniciativa en la cárcel distrital de Bogotá.
Me gustaría poder conversar contigo para recibir algunas luces y, quién sabe, si para pensar en alguna iniciativa contigo o con personas que conozcas que puedan responder a esa posibilidad en este lugar. Sino, al menos las luces que saque de la conversa me serán de utilidad para futuros proyectos. Aunque no soy literato, ni profesor, tengo algunas intuiciones de trabajo social y la lectura será una de mis metas en donde quiera que esté.
Mi correo es finsua12982@gmail.com
Saludos.