Los privilegios del olvido




Autora: Piedad Bonnet
Editorial: Fondo de Cultura Económica
Recomendado para: Jóvenes lectores
Antología personal/ Poesía

El suceso poético siempre tiene lugar en el espacio íntimo. A lo sumo, lo único que un mediador de lectura puede hacer es presentar poemas y autores de manera indiscriminada, sin pausa de ningún tipo, sin derecho al cansancio, pues tarde o temprano, cuando menos lo piensa, el suceso poético acontece, unos se iluminan, unas mejillas se enrojecen, una tristeza cae en su lugar. Así que lo púnico que se puede hacer es leer y compartir poesía de manera constante.
En lo personal, llegué a Piedad Bonnet a través de su obra testimonial, Lo que no tiene nombre, y desde ahí el bichito de la curiosidad no me dejó en paz hasta que hace pocas semanas me encontré con esta antología personal.
Quizá la más célebre de las antologías, al menos en Latinoamérica, es el Inventario  de Mario Benedetti, pero ahí donde Benedetti, o su editor, inflan, reescriben, reinterpretan, Bonnet, tal vez más pudorosa, recorta, suprime, privilegia. Así, el autor tiene la oportunidad de encontrar joyas como: 

Lección de astronomía
Mientras extiende el cielo el mapa de sus constelaciones
tu voz señala el rumbo de Orión,
el millón de años
que demora la infancia de una estrella,
los doscientos millones de años luz
entre Perseo y este globo rojo
en donde un día sigue a otro día.
Callas desde tu orilla y los minutos,
caen, y poco a poca van abriendo
un pequeño agujero en la arena del tiempo.
En el silencio
sólo se oye el tum-tum de mi latido
tan remoto y tan triste como un quasar.

Ó

IV
La palabra
-esa hechicera-
me devuelve la forma de tu pecho,
la humedad de tu axila, la sedosa
caricia de tu vello.
La palabra se hace agua, se hace lágrima,
se hace calor, saliva, piel y beso.
La palabra,
loca fabuladora del deseo.
Te exorciza y a mí vienes volando
con las manos vacías.
Con tu apenas sonrisa
galopas sobre el tiempo.
La palabra,
la dulce mentirosa,
tiende su trampa y yo te recupero.
Tinta.
Letras de tinta.
De tinta la mentira.
Palabras, letras, tinta.
Y tú tan lejos.

Sin embargo, como ya lo mencioné, será el lector quien accederá a su propia magia secreta, que brillará en un poema o tan solo un verso. La autora, en este caso mediadora, solo presenta al lector, las que considera las más bellas de sus criaturas.        

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