Autor: Fabien Vehlmann
Ilustrador: John Arne Sæterøy
Traducido por: Óscar Palmer
Editorial: Astiberri
Recomendado para: Lectores en marcha
Novela gráfica
La
isla de los cien mil muertos tiene el título perfecto para atraer la mente
morbosa de más de un lector, amén, de recordarnos a los más veteranos, un
tiempo en que títulos como Sandokan, el
tigre de la Malasia estaban a la orden del día. Se trata, cómo no, de un
relato que sigue algunos de los tipos más comunes de los relatos de piratas.
Así, encontramos a un par de personajes –claro, uno con parche y chaleco-
adentrándose en un cementerio improvisado en una costa, mientras al fondo,
navegando en el océano, entrando a la página, se deja ver un antiguo bergantín.
El protagonista del relato es Gweny, una
chica que ha perdido a su padre, quien al encontrar un mapa en una botella se
ha perdido en busca de la legendaria Isla de los cien mil muertos, un lugar
repleto de tesoros. Y Aunque dicen que el rayo no golpea dos veces en el mismo
lugar, Gweny encontrará un mapa que podría llevarla donde su padre.
Este, es solo el comienzo de una delirante
aventura que incluirá piratas, verdugos, torturas inimaginables, un asesino
renuente a matar a otros y un padre que carga sobre su conciencia un hecho
atroz, haber abandonado a su hija en brazos de su madre. El resultado de la
suma de todos estos elementos es una novela gráfica que no se puede dejar de
leer hasta el final, repleta de humor y giros imprevistos, que dará al lector
mucho que pensar acerca de lo que quiere para su futuro, las relaciones
familiares y que se puede esperar de un sitio conocido como La isla de los cien mil muertos.
Las ilustraciones de John Arne Sæterøy, más
conocido como Jason, son sencillas, dedicándose a lo esencial, mostrar al
lector las situaciones sin adornarlas de manera excesiva. Aunque debo anotar
que los extraños ojos sin pupilas de los personajes, que los psicólogos relacionamos
con la psicosis, son bastante perturbadores.
En este momento, en que la dicotomía en el
mundo del cómic, parece darse de manera exclusiva entre los amantes de Marvel
y/o DC, es refrescante encontrar otros lenguajes, otros espacios en donde no son
necesariamente los superhéroes los personajes más relevantes. No en vano,
cuando Alan Moore quiso saber qué tipo de narraciones gráficas se leerían en un
mundo plagado de superhéroes, solo encontró una respuesta, historias de piratas.
Hola de nuevo
ResponderEliminarMe dieron ganas de salir a comprarla. Pero recordé que el comic no es mi favorito.... Siempre hay excepciones, hay que ver si acertás en todo.