PÁGINA DE DIARIO. Primera entrada. 21/XI/2016


Mi nombre es Diego Fernando Marín (A.K.A. Andor Graut). Soy docente de Lenguaje en Octavo, y de Metodología de la investigación en décimo y once. Desde que tengo memoria he tenido una fuerte inclinación por la palabra escrita, y ello me ha llevado a la senda de la escritura y la promoción de lectura.

Siendo promotor/mediador de lectura he dedicado durante los últimos cinco años a realizar lectura gratuita en voz alta a mis alumnos. En todas las clases he intentado leerles un poema, un cuento, y, cuando la regularidad horaria me lo ha permitido, les he compartido una novela corta. Hasta hace cerca de un año el resultado era plenamente satisfactorio.

     Realizar promoción de lectura es un acto, necesaria, obligatoriamente, de afecto. Hace un año, con preocupaciones personales en la cabeza, comencé a hastiarme de las mismas lecturas, los mismos títulos, que sí bien podían tener influencia en mi auditorio, me estaba cansando de leerlo, como esos discos que escuchamos una y otra vez hasta que pierden por completo el sentido.

     Es esa sensación de hastío la que llevó a que abandonara SEMILIJ (Seminario de investigación de literatura infantil y juvenil de Cali) y dejara de asistir a algunas actividades de promoción de lectura. Es esa sensación la que hoy me lleva a escribir estas líneas.

     Como investigador, como docente, me encantan los protocolos. Como promotor, como docente, me encanta el trabajo con adolescentes. Como lector, he seguido los títulos de calidad irregular destinados a los adolescentes, y en realidad me siento defraudado. Así que este diario, es la manera que tengo de comunicar las dudas que han surgido en mi labor; también, la mejor manera que tengo de sistematizar y dialogar con otros acerca de los intentos de encontrar respuestas a las preguntas que me agobian acerca de la mediación/promoción de lectura.

     El objetivo final, a despecho de Petit y de otros autores, es encontrar una suerte de protocolo que haga efectiva la labor de promoción de lectura en el aula con adolescentes. No como una suerte de fórmula mágica, sino como una manera de indagar en la relación que los adolescentes tienen con la lectura.

     Por supuesto, la idea de hacer un diario público es también tener alguien con quien dialogar acerca de esta temática. Así que si están en la misma posición, no tengan ninguna duda en compartir sus dudas y también sus experiencias. Por último, a quienes están acostumbrados a las reseñas, no deben preocuparse, en cuanto retome mi nivel normal de lectura y termine La novela de Genji, volveré a publicar.  

     Gracias por estar al otro lado de la pantalla.



Este soy yo. Aunque se trata de una vieja foto es de mis preferidas porque, aunque parece, no es posada. La foto la tomó mi viejo dealer bibliotecológico, Danny Loaiza, en un momento en que estaba concentrado en hacer lo que los profesores más hacemos: retroalimentar trabajos de nuestros alumnos. 


Comentarios