LA GUERRA DE CALIBÁN


Escrito por James S.A. Corey
Traducido por  David Tejera Expósito
Editado por Ediciones B
Recomendado para jóvenes lectores
Novela – ciencia ficción

     El ser humano es estúpido. Nos basta para comprobarlo asomarnos a las páginas de cualquier periódico  o a los comentario en cualquier red social. Nos basta asomarnos a nuestra historia y hacer las extrapolaciones de nuestros posibles futuros. Al menos yo no veo ninguna posibilidad de que, como especie, lleguemos a buen puerto.

     La guerra de Calibán continúa poco después de los hechos narrados en El despertar del Leviatán, con la protomolécula en Venus y el equipo de Holden adscrito a la Asociación de Planetas Exteriores (APE), volando en la Rocinante, a la caza de unos cuantos piratas espaciales. Tenemos así unos cuantos chistes, una visión de cómo el equipo se ha ido integrando, convirtiéndose en una familia, y de cómo han conseguido ganarse la vida. Sin embargo, no muy lejos de ahí, en Ganimedes, una extraña criatura, una criatura que puede sobrevivir en el frío espacio sin emplear un traje espacial, enfrenta y destroza a un batallón de la ONU y luego a uno de Marte, dejando tan solo una superviviente. Muchas preguntas surgen entonces, ¿estamos solos en el universo?, ¿qué tipo de criatura puede sobrevivir en la hostilidad del espacio?, ¿cuál es su origen?, ¿cuáles son sus intenciones? Y, sobre todo, ¿ante quien responde?

     Si comencé refiriendo la estupidez humana es porque uno de los principales ingredientes de este relato, es la política y su encarnación es la subsecretaria de la ONU, Avasarala; también es porque en la búsqueda de conseguir un arma, alguien, de la Tierra Marte o de la APE, ha estado modificando la protomolécula.

       El resultado de todos estos elementos es una ópera espacial – Space Opera- ágil, entretenida y, ante todo, muy humana. En este caso, los elementos científicos y tecnológicos, ponen en escena las emociones humanas, tanto positivas como negativas, en todo su esplendor. Si bien la prosa de Corey no va alcanzar un premio nobel, sí tenemos a un escritor (Está bien, son dos bajo un solo pseudónimo) que se preocupa por construir personajes que se sienten de carne y hueso, que no son dispositivos unidimensionales que están al servicio de la trama. Así, incluso un personaje tan básico como Amos, logra que el lector se preocupe por él, y que ahogue un grito de horror cuando la ocasión lo amerita.

     Esperamos ver pronto la continuación de esta obra, esperamos saber qué sucederá con Holden y su equipo, y como se resuelve ese cliffhanfer que nos deja un poco con el alma en vilo.

P.D.: Infortunadamente veo que en mi país, la sección que la ciencia ficción se había ganado en los escaparates se está perdiendo a favor de la fábrica de clones que es hoy en día la literatura juvenil.       

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